....C-O-N-T-I-N-U-A.....
Andres Agostini y El (Libro) Santo Grial Gerencial, Arlington, Virginia, USA
(LIBRO DE TEXTO)
Sugiero que recordemos que el planeta en su totalidad (aún cuando en este preciso momento se nos dificulte visualizarlo cabalmente, en alguna medida de insospechada importancia) es el que está cada vez más en indetenible transformación― “vasos comunicantes” que cada vez más y más trasiegan más y más dinamismo a los cambios―sin desdeñar un sinnúmero de causas y efectos avasallantes con sus concomitantes fuerzas y contra-fuerzas y los asociados “efectos de dominó” que, a partir de ahí, se inician con alcance planetario). Por ello, es imposible acatar, en la gran mayoría de las situaciones, la reflexión de Marcel Pagnol (1895-1974): “Si quieres navegar, sin ningún riesgo de naufragar, entonces, no te compres un barco: ¡cómprate una isla!”. Luego hablaré de la otrora y añorada “soberanía”.
Comenta el Dr. Vernon L. Grose, Físico y Doctor en Ciencias, en su libro Managing Risk – Systematic Loss Prevention for Executives (en inglés; “Gerencia de Riesgo – Prevención Sistemática de las Pérdidas para Ejecutivos), lo siguiente: “…El riesgo ha sido un componente creciente (y progresivamente más integrado) de la vida desde los comienzos de los tiempos. Moisés, hace unos 3.500 años, expresó: …‘Toda casa nueva debe tener una reja de protección en la periferia (en la parte externa) del techo plano, a objeto de prevenir que alguien desde ahí se caiga y de esta manera se le evite el sentido de culpa (pérdida cualitativa en términos psicológicos y pecuniarios) al dueño de la vivienda, en donde ocurrieron los hechos’…”
PARA MUCHOS, SERÍA INCONCEBIBLE PENSAR QUE, AL COMIENZO DE LOS TIEMPOS, MOISÉS, EL HOMBRE QUE RECIBIÓ DE PARTE DEL “CREADOR” LOS DIEZ MANDAMIENTOS Y QUIEN GUIÓ AL PUEBLO JUDÍO HACIA SU LIBERACIÓN DEL ACOSO EGIPCIO, FUE EL PIONERO EN GERENCIA DE RIESGOS, MUCHOS CIENTOS DE AÑOS ANTES DE QUE EXISTIERA EL INCIPIENTE, PERO RELEVANTE, SEGURO MARÍTIMO O SE FUNDARÁ
El Dr. Grose, en su libro, discierne algunos mitos y realidades respecto de la dimensión de los riesgos: “…Las siguientes seis declaraciones, citadas en orden progresivo y lógico, han sido exitosas en la reorientación del pensamiento gerencial (de gestión) en una variedad de situaciones. Un gerente (gestor) debería estar de acuerdo con cada una de las siguientes declaraciones antes de proceder a la próxima aseveración, a saber: 1.- Todo esfuerzo, organización o trabajo tiene riesgos. 2.- Nadie jamás logrará conocer a todos los riesgos. 3.- No todos los riesgos generan las mismas consecuencias. 4.- Todas las iniciativas deben balancear riesgo y beneficio. 5.- Los recursos para la identificación, la eliminación y/o el control de los riesgos son muy limitados. 6.- Todos los riesgos graves deben ser atendidos (es decir, eliminados o controlados mediante la gerencia [gestión]….”
Para gerenciar riesgos, se necesita una respuesta con base a una VISIÓN HOLÍSTICA ANTICIPADA Y NO EN FUNCIÓN A UNA REACCIÓN RETARDADA CONCERNIENTE A LO MERAMENTE COYUNTURAL.
Entonces, ME PREGUNTO: ¿CUÁLES SON LAS NUEVAS INTERROGANTES, CONGRUENTES Y CONSISTENTES CON ESTA NUEVA ÉRA (A PARTIR DE SEPTIEMBRE 11 DEL 2001) Y SU INDEFECTIBLE PROGRESIÓN, EN TODOS LOS ÓRDENES, QUE EN ESTA ‘PARTE DEL MUNDO’ ESTAMOS MUY PELIGROSAMENTE DEJANDO DE FORMULARNOS EN PERJUICIO DE
Los Seguros ni protegen vidas, ni salvaguardan bienes. Son sólo una fuente importante de financiación de pérdidas no gerenciables (SÓLO POR AHORA), entre muchos otros recursos a nuestra disposición en la actualidad. HE AQUÍ
En sintonía, el extinto Secretario de Estado, Dr. Henry Kissinger, nos aconseja: “…una situación descuidada es una (clara) invitación a los (graves) problemas…” AHORA ME PREGUNTO: ¿Hemos logrado ENTENDER todo lo que podemos alcanzar mediante la transformación que opera cuando abandonamos
Sugiero, entonces, que leamos la reflexión que sigue: “...El verdadero problema con nuestro mundo no es que sea irracional, ni tampoco que sea racional. La clase más común del problema es que nuestro mundo es ‘casi racional’, pero no suficientemente. La vida no es ilógica. Sin embargo, es la trampa de los lógicos (estudiosos de la lógica). Parece un mundo un poco más matemático y normal de lo que es; su exactitud es obvia, pero su inexactitud está oculta; su barbarie permanece en espera...” ―Gilbert Keith Chesterton (1874-1936), Periodista, Escritor y Crítico Británico. Debo añadir, sin embargo, que las matemáticas actuales no tienen las restricciones reinantes de los siglos XIX y XX.
Cuando no se disciernen intuitivamente los detalles, sino, más bien, la más que indispensable granularidad de los detalles (a veces, partículas y sub-partículas atómicas), con la febril asistencia de (a) los avances propios a esta materia, (b) los sistemas informáticos, (c) la tecnología de la información, (d) la inteligencia artificial,
ÉSTO ES, EN REALIDAD, NO GERENCIAR O, MÁS BIEN, ES GERENCIAR A FAVOR DEL ÉXITO QUE PERPETÚA AL FRACASO. Ahora, cuando paradójicamente SÍ se dispone de una mucha mayor “garra” para apresurar el acceso a la riqueza deseada, con los riesgos que no se quieren, se está procesando un tipo de gerencia otrora óptima del género “antiguo” (ahora, más que precaria por si sola), concurrentemente con la indispensable aplicación en paralelo de
ME PREGUNTO: ¿CUÁNDO LE OFRECEREMOS UNA OPORTUNIDAD A
CAPÍTULO NRO. 30
Se habla poco de
Muy rara vez los esfuerzos humanos para identificar, evaluar y controlar los riesgos progresan desde sus raíces en las leyes morales. Sin embargo, el mundo parece seguir encaminado sincronizadamente hacia una situación amoral de “economía, eficiencia y de un sentido de actuar con diligencia”. Atrapados en esta suerte de “fuego cruzado” respecto de nuestros propósitos, el control de los riesgos de la salud tiene que decidirse por una alternativa. El abordaje sistemático (envolvente) de los riesgos provee de una metodología funcional para la traducción de los argumentos morales en el lenguaje tradicional de la gerencia bien comprendida, tal como lo son el costo, el desempeño y los cronogramas.
La vida humana es tan efímera. Su duración varía de una cultura a otra, de generación en generación y de acuerdo con la ocupación del individuo. Mientras no se haya desarrollado una solución racional, para eliminar la mortalidad humana, un esfuerzo considerable se ha desplegado a lo largo de la historia para extender la expectativa promedio de vida.
Dado el hecho inexorable que todos debemos morir, preferimos controlar tanto el tiempo como las condiciones en las que la muerte se advendrá. Las fuerzas primarias están organizadas en un orden para que dicho control pueda llamársele “riesgos de la salud” mientras que a la falta de control de tales riesgos de la salud está representada por las enfermedades y, ulteriormente, la muerte.
Estamos asumiendo por “enfermedad” la antítesis de la salud, entendiendo por ésta última expresión a la afección de salud per se y las lesiones corporales. Tanto la medicina preventiva como las precauciones tomadas contra la ocurrencia de accidentes pueden ser consideradas como actividades de control de los riesgos de la salud.
La herencia judeo-cristiana de la civilización occidental nos provee con un riguroso basamento moral de preocupación por el bienestar del individuo. Negar las raíces religiosas y morales de la preocupación por los peligros y los riesgos de la salud, no solamente sería históricamente inexacto, sino también, ciertamente de un gran desconocimiento del tema. De hecho, la industria del cuidado de la salud, como ejemplo en los Estados Unidos, todavía se encuentra fundada en sus arraigadas preocupaciones judeo-cristianas por el individuo.
El cuidado de la salud humana podría haberse mantenido efectivamente como una responsabilidad moral de no ser por las emergentes y crecientes presiones económicas. Después de todo, una de las virtudes de la preocupación moral es que ésta desconoce límites económicos algunos. Salvar la vida de un niño bajo dificultad o apremio puede atraer a los principales encabezados de los medios de comunicación y muy frecuentemente resultará en el gasto a veces fútil e inoportuno de cantidades ingentes de dinero. No se presenta alguien, empero, que levante un reclamo por haberse incurrido en semejante gasto exorbitante.
Nadie pretende ser insensible ante la vida humana. El siquiera pensar en establecerle un costo económico a la vida humana es abominable y detestable para las gentes del mundo occidental. Todo lo que podamos ver, tocar, oír, degustar y oler puede ser ulteriormente tarifado. Más allá de esto, aún la vida de una persona misma en cierta forma y en alguna medida, dentro de una subjetividad sopesada pero inequívocamente relativa, podría ser asimismo tarifada. De ese modo, parece que la preocupación históricamente moral, a partir de la cual los cuidados de salud brotaron, está en contraposición a la realidad del mundo económico en el cual ahora vivimos.
Esta oposición entre la moralidad y los preceptos económicos le ha presentado un dilema a aquellos responsables por dispensar la salud. En la medida que la tecnología médica progresa, la tarifa por sus productos y servicios también crece correlativa, exponencialmente y en valores reales. Es cierto que mientras el avance médico, particularmente en equipos electrónicos y, en especial, cibernéticos, alivia el sufrimiento humano y extiende la vida propiamente dicha, parece no haber una forma moral para medir la costo-efectividad de esos avances tecnológicos.
Dejar de reconocer el sutil desplazamiento, desde la moralidad hasta la economía en estas últimas décadas y especialmente en aquellas esferas responsabilizadas por la seguridad industrial, es insistir continuar avanzando por el camino de un filosofar moralístico que no tiene aplicabilidad práctica. Confiar casi exclusivamente en consignas y afiches de los medios de comunicación, simplistas y ofensivos a la inteligencia humana, continúa construyendo una superestructura moralística sobre los verdaderos cimientos y fundaciones de la moralidad. Azotar lo obvio en reuniones celebradas sobre la seguridad (medicina preventiva e higiene ocupacional), sólo porque se trata, otra vez, de esa “fecha rutinaria del mes”, y no, más bien, porque se refiera a alguna nueva y útil información que es importante develar y asimilar, no es actitud que contribuya con la reversión de la azarosidad de los riesgos de salud.
No hay medida posible que nos permita tomar una lectura de la efectividad de Superestructura del Moralismo, ni existe una herramienta para justificar los presupuestos que a ésta se le atribuyen. Aparte del precedente histórico, tampoco existe la racionalidad para mantener la continuidad de su existencia.
Agresión Legal
Ha surgido, en años recientes, un factor que adicionalmente se interpone con los conceptos de moralidad y economía. Éste se refiere a las leyes. En los inicios de la década de los sesenta, el concepto de responsabilidad de productos emergió, así como un corolario de responsabilidades legales atinentes a los servicios. Hoy por hoy, hay una explosión litigiosa que aliena a la sociedad estadounidense. El temor por los litigios derivados de la mal praxis médica ha conducido a facultativos y centros médico-hospitalarios, así como al personal de apoyo de éstos, a tomar decisiones económicas que de otra manera estarían injustificadas.
Obviamente, es en el precinto de los tribunales de ese país en donde se establece el costo de la vida humana, una por una. Los habilidosos abogados entretejen argumentos que se alejan de los puntos de vista relativos a la moralidad y la economía tras la búsqueda del botín que subyace a la vida de un ser humano.
Estamos, pues, en el centro de la organización de cuidados de salud. Después de verse en la disputa de estas tres fuerzas, la moralidad, la economía y la legalidad, no es de ninguna manera extraño observar que a los trabajadores de la salud se le encuentre agotados, amargados y cínicos. No parece que hubiere alguna expectativa de éxito para estos trabajadores. Si ellos mostraren un gran aprecio y preocupación por sus pacientes, o se irían a la quiebra o tendrían al gobierno acosándolos para que optimizaran los costos de salud. Luego, si los médicos asumen y ejecutan decisiones económicamente eficientes, a ellos se les atribuyen actitudes despiadadas y frías. Finalmente, no importa qué hagan, moral o económicamente, toda vez que ellos pueden ser demandados por las motivaciones más caprichosas en la gran mayoría de las veces.
Los cimientos morales para el control de los riesgos de la salud se mantienen seguros y así debería ser. Esto se demuestra con los altos ideales y valores que nosotros mantenemos tan encarecidamente como que si tratare de la impronta de una gran civilización. Si la moralidad sirve bien como un cimiento, ¿por que no podría ser ésta la única herramienta de control de riesgos? Hay varias razones.
Primero, todos estamos de acuerdo con el argumento moral de que “…nadie debería ser una víctima de un riesgo de la salud…”. Con tan inobjetable consenso, ¿por qué todavía entonces hay víctimas de los riesgos de la salud? Porque este consenso no nos guía a conclusiones que indefectiblemente deberían referirse a los riesgos de la salud propiamente dichos. Queda ahí, de esta manera, una amplia brecha entre el consenso general y la acción específica que debe implementarse. Mientras tanto, los moralistas, equivocadamente, sienten que han triunfado tan pronto como reciben un 100% de respaldo por el citado argumento.
Los riesgos de la salud, desafortunadamente, continúan existiendo y amenazándonos en forma progresiva como siempre lo han hecho. Hoy día, la promesa científica para procurarnos mayor salud y vidas mejores y más largas es, al parecer, cada vez más inminente.
Segundo, ese decir desgastado y moralista de que “…la seguridad es o debe ser la preocupación de todos…” ha virtualmente garantizado que la seguridad no le concierna a persona alguna. Después de todo, si algo puede ser hecho por todo el mundo, esto, en principio, debe ser muy simple. Algo tan simple no parece ser importante.. Por consiguiente, nadie le presta atención al asunto.
Tercero, dentro de una gama de consideraciones relacionadas al punto previo, es muy difícil contratar personal altamente calificado en organizaciones de seguridad, debido a que la gerencia frecuentemente percibe al control de riesgo como algo que cualquiera puede hacer, toda vez que “…a todo el mundo le preocupa…”, refiriéndose a “la seguridad” y, en particular, a la aplicada a los riesgos de la salud. Mientras tanto, la complejidad de este mundo está cambiando rápidamente, introduciendo riesgos que se incrementan sutilmente en nuestras vidas, en su frecuencia, severidad y complejidad, y, por ende, requiriéndonos de un personal muy especializado y capaz que los controle.
Cuarto, éste quizás es el aspecto más importante, el cual se refiere a quienes toman decisiones no pueden asignarles recursos cónsonos con el argumento moral. Esta gente se frustra por un axioma que siempre está presente y es irrefutable, uno que ellos personalmente respaldan, juntamente con todos los demás, sin tener en sus mentes un recurso práctico de cómo resolverlo en forma objetiva.
Los gerentes, ya sea de circos, iglesias o corporaciones, solamente trabajan en tres dimensiones, tales como lo son el costo, el desempeño y los cronogramas. La moralidad debe ser traducida dentro de estas tres dimensiones antes de que el control del riesgo pase a formar parte integral del proceso gerencial.
Estrategia Sistémica Contra el Riesgo
El fracaso de la moralidad como un recurso para controlar los riesgos de la salud ha quedado establecido. Sin embargo, el reconocimiento de esta situación de fracaso ha estructurado un escenario o ambiente para la exitosa introducción y adaptación de
La idea central de
La alteración parcial en los cuidados de salud de un paciente inducirá al cambio, en diversos grados, en donde ese cuidado específico al paciente esté involucrado, ya que todas las facetas están inexorable e intrincadamente unidas entre sí.
Anteriormente, quedo establecido que el control de los riesgos de la salud tenía dos vertientes:
La implantación de
Una Palabra de Precaución
Una palabra de precaución en relación a la medicina preventiva debemos formular en este momento. Hay algunas razones por las cuales las aplicaciones de
1) Las causas de enfermedad son generalmente más sutiles. Por ejemplo, no se les puede identificar tan fácilmente como a las causas de accidentes.
2) Nuestra sociedad está mejor condicionada. Como ilustración, a través de un proceso de oposición que busca las causas de los accidentes, en vez de delinear las causas de la enfermedad, especialmente dentro de un entorno industrial.
3) Los accidentes que ocurren en el lugar de trabajo son observados como relacionados intrínsecamente al trabajo mientras que una enfermedad de un trabajador tiene menores probabilidades de ser vista de igual manera.
4) La mayoría de los gerentes estarían muy reticentes de aceptar la responsabilidad por las enfermedades de los empleados, fundamentalmente porque en su casi totalidad ellos no pueden imponer medidas de medicina preventiva en una forma tan rápida como podrían controlar los factores causantes de accidentes en el ambiente de trabajo. Antes de intentar la aplicación de
El diseño de una Metodología de Sistemas para controlar los daños en la condición de la salud debería estar basado en la siguiente lógica:
Cada situación (por ejemplo: empresa, trabajo, proyecto, función, ubicación o sucursal) tiene riesgos de la salud.
Nadie jamás sabrá o podrá prevenir todo acerca de los riesgos de la salud a los que alguien está expuesto.
Los riesgos de la salud no son igualmente consecuenciales.
Todas las situaciones requieren de un balance o equilibrio entre el riesgo y el beneficio.
Los recursos para la identificación, la eliminación y/o el control de los riesgos de la salud son siempre limitados.
Siempre debemos procurar que todos los riesgos de la salud sean o eliminados o controlados en cada situación.
Se hace inmediatamente evidente que esta lógica requiere: [a] de que haya algún método o medio para localizar los riesgos realmente serios en una situación, y [b] que dichos riesgos serios sean eliminados o controlados. La clave para la resolución de estas dos premisas es el establecimiento de una estrategia sistémica para el control del riesgo.
Nunca debe haber dificultad alguna en garantizarle, a los gerentes, un respaldo desde la óptica moral: “…Nadie en esta situación debe afectarse por enfermedad, enfermedad propiamente dicha o dolencias como consecuencia de lesiones corporales…”. Sin embargo, los centros de decisión no tienen medios prácticos para gerenciar el argumento moral. Obviamente, ellos están de acuerdo con este enunciado, pero ¿cuánto deberían planificar los gerentes, dentro de un punto de vista presupuestario, en previsión de este argumento? ¿Cómo mide un administrador el desempeño en la satisfacción de este argumento? ¿Cómo podría hacerse para que el esfuerzo satisfaga al argumento?
Las dimensiones gerenciales, previamente mencionadas, costo, desempeño y cronogramas, surgen sin ninguna conexión con el argumento moral. Una brecha existe entre la moralidad y la gerencia. Un puente es necesario para convertir el alto y universal axioma dentro del lenguaje riguroso de la gerencia.
Debe imaginarse que la gerencia se sienta en un banquillo de tres patas. Esas tres patas son el costo, el desempeño y el horario. Es un banquillo muy estable mientras que cada una de las patas del mismo soporten, simultáneamente, la carga correspondiente a cada una. Si la gerencia descuida una pata, independientemente de cuál de ellas se trate, el banquillo se hace inestable.
Si el control de los riesgos de la salud debe apartarse de las maravillas místicas de la moralidad y unirse a la gerencia metodológica, entonces las fuerzas de la moral deben ser traducidas a costo, desempeño y cronogramas. Cada una de estas tres patas es a continuación discutida en forma separada.
Tareas Definidas -
El primer elemento para cerrar la brecha entre la moralidad y la gerencia es una clara y contundente declaración sobre qué debe hacerse para eliminar o controlar los riesgos de la salud. Generalmente, hay un número de tareas, funciones, actividades o tipos de trabajos específicos que son desempeñados para alcanzar a este propósito.
Tomemos las cuatro tareas definidas de un centro médico-hospitalario de los Estados Unidos (aplicable a la realidad venezolana), a saber:
1.— Reporte de Incidentes
Todos los incidentes, mal-funcionamientos, actividades y otros eventos peligrosos deben ser reportados, analizados y procesados en un formato el cual le permita visibilidad ante la gerencia. Tal sistema requiere: [a] del diseño de una forma de reporte o informe que óptimamente satisfaga los requerimientos diversos de todos los usuarios y los receptores de la información procesada, [b] que las instrucciones de los formatos sean idóneas para todas las partes que las contemplan, [c] el análisis de la data sin procesarla en los formatos de reporte, [d] la documentación de la data analizada para los propósitos del proceso de toma de decisiones administrativas, y [e] la capacidad de interpretar a la retroalimentación de la data analizada que debe ser sometida a la evaluación de las partes involucradas, tanto internas como externas, en el centro médico-hospitalario.
CAPÍTULO NRO. 31
SI QUEREMOS EMPRENDEDORES EXITOSOS, ¿QUÉ DEBERÍA PREVERSE EN LOS PENSUMS (CURRICULUMS) DE LOS POSTGRADOS DE NEGOCIOS?
Lo primero debe ser comunicarse en el lenguaje de los negocios. Lo segundo es saber lidiar con la comprensión del dinero, los clientes, los aliados y los trabajadores. Lo tercero es lo referido a la gerencia e integración de operaciones. En cuarto lugar, alcanzar los logros desde la perspectiva global. Ésto es un esfuerzo para procurar lograr la solución global de problemas de negocios, integrado múltiples marcos de referencia en el trabajo.
En el segundo año del programa antes sugerido, los alumnos deberán estudiar en un centro de investigación. Vinculados a la concentración de los estudiantes, los centros de investigación deben ser organizaciones con financiamiento independiente, diseñadas para establecer una conexión entre la facultad de investigación, las necesidades y las realidades de las industrias y la enseñanza apropiada en los salones de clase. Hay programas académicos diseñados para otorgar a los alumnos (en el segundo año) exposición a la investigación de vanguardia, a objeto de maximizar las potencialidades de sus estudios y facultar a dichos alumnos con las habilidades a ser aprendidas en entornos de centros de investigación de máxima vanguardia. Así los alumnos tendrán las más actualizadas habilidades en su campo de escogencia.
Existen programas académicos, por otra parte, que han cambiado el aspecto central de su oferta de enseñanza para entonces incluir lecciones acerca del liderazgo y de la resolución práctica de problemas de negocios. Aquí se le enseña a los alumnos, con habilidades recientemente adquiridas, cómo solventar situaciones complejas, típicamente encontradas dentro de instituciones como la de la consultaría gerencial.
Para aprender mejor se requiere APRENDER MIENTRAS SE HACE. Hay programas académicos que incluyen la resolución de proyectos en ‘las clases’ con el involucramiento de compañías reales y la retroalimentación sistemática de un ‘coach’, juntamente con discusiones de grupos conformadas por un número pequeño de participantes, talleres de trabajo y actividades de ‘creación’, ‘desarrollo’ y ‘sostenimiento’ de redes de amistades y contactos de negocios. De lo que se trata es de moldear a los estudiantes para que se transformen en líderes activos en mundo crudamente real.
Hay programas académicos que requieren que los alumnos tengan, previamente antes de acceder a dichos programas, ‘experiencia de la universidad de la vida en los negocios’. Sin este pre-requisito, es imposible acceder a la certificación correspondiente que está sólo en busca del ‘máximo potencial de innovación’.
Hay planes de estudios, avalados por ciertas universidades, que le imponen a los participantes la resolución de problemas deliberadamente ambiguos, de conformidad a patrones del mundo corporativo universalmente reconocido.
Muchos capitanes de empresa dicen estar muy concentrados en los problemas más inmediatos y, por consiguiente, requieren que los alumnos de MBA puedan pensar en los desafíos hacia el largo plazo. Ésto le impone al egresado del MBA tener un conocimiento íntimo de la naturaleza de ‘funcionalidades cruzadas’ representada por los retos de la gerencia, que han de ser encarados por los ejecutivos de mayor responsabilidad.
CAPÍTULO NRO. 32
EL IMPERATIVO DE
"... Expuse el propósito de crear una compañía donde la gente no tema a las innovaciones y sepa que sólo los límites de su creatividad y determinación señalarán la frontera de lo lejos que estas gentes pueden llegar la velocidad a la que se producirá su avance... " —Jack Welch en su obra "Hablando Claro" (ISBN:84-666-0724-2) y ex-presidente de
Las definiciones formales de
Inventar: "... hallar o descubrir, a fuerza de ingenio y meditación ... una cosa nueva o no conocida (aún) ... ". Inventiva: ti ... facultad y disposición para inventar... ". En conexión a empresas y otras organizaciones, extensible a la persona humana, es reveladora una reflexión del Dr. Michael Porter, Premio Nóbel en economía, economista y profesor de
Veamos un ejemplo de la vida real, según lo relata el texto “DIFFERENTIATE OR DIE - SURVIVAL IN OUR ERA OF KILLER COMPETITION” (en inglés, “DIFERÉNCIESE O MUERA SOBRE-VIVIENDO EN NUESTRA ERA DE COMPETENCIA LETAL”, a cargo de los señores Jack Trout y Steve Rivkin. La máquina de rasurar de
CAPÍTULO NRO. 33
PREGUNTA: ¿POR QUÉ SEMEJANTE PRESUPUESTO Y TANTAS PATENTES PARA UN DISPOSITIVO RELATIVAMENTE PEQUEÑO Y SENCILLO?
RESPUESTA: Porque esta máquina de afeitar, y considerando que quienes la han usado reportan que la “oferta de servicio” (garantiza una excelente y segura rasurada) es de alta calidad como se verifica en la práctica. Lo que Gillette facilita al consumidor, no es, ni remotamente, producto del azar, ni del trabajo de unos "operarios" dispersos en sus enfoques y propósitos.
En primer lugar, se realizó un gran y sostenido ejercicio de Investigación (ciencias) y Desarrollo (tecnologías) e Innovación (ingenierías), completado a través de la ingeniería, justificándose con este esfuerzo científico y la magnitud de dicho esfuerzo la dimensión de la inversión designada. Cuando aquí hago alusión a las palabras “Ciencia” y “Tecnología” (ambas en su acepción práctica) y, como lo mencionan los señores Trout y Rivkin en su obra, estoy hablando del mismo tipo de esfuerzo técno-científico, así como de ingeniería, que se requiere y, sobre todo, por ejemplo, para fabricar un vehículo Ferrari.
Cada “aparato” es físicamente dispar, pero la complejidad de sus partes es, de igual modo, tecnológicamente desafiante.
Una vez más, las ciencias y las tecnologías, no sólo transforman imposibles en factibles, sino que iniciativas empresariales (u otras actividades de cualesquier emprendedores) también son llevadas a posiciones preeminentes en los mercados mundiales, alcanzando los Centros de Investigación, Desarrollo e Innovación resultados legítimamente lucrativos.
La innovación no sólo trata de cuantiosas inversiones en la experimentación científica. También la innovación tiene mucho que ver (muy en boga hoy en día) con probar con pequeñas, nuevas ideas, prontamente, asumiendo muchos pequeños riesgos y de inmediato corrigiendo los errores que dimanan de la asunción de tales riesgos juntamente con los resultados adversos) y, sobre todo, asimilando y documentando los aprendizajes derivados (lecciones aprendidas, registradas y aplicadas con tino y premura para evitar la obsolescencia de lo recientemente "aprendido".
CAPÍTULO NRO. 34
OMITIENDO (NEGANDO)
Omitir que la obsolescencia del conocimiento es la más dramática y grave pérdida oportuna de desarrollo y, por ende, darle auge sin límites a la ignorancia y su profundización). Luego, se deberá continuar, sin detener jamás, este mismo ciclo y el lector verá cómo en su mente sobreviene la "identificación de conocimientos novedosos" (cuanto menos, para él o ella y quienes los acompañan), que éste (quien lee este texto y quien también realiza los pequeños experimentos aludidos) puede poner en ejecución en forma productiva. Quien sistemáticamente establece precondiciones para procrear nuevas Ideas' que puedan ser trasegadas del descubrimiento a la práctica, estará abriendo puertas hacia el conocimiento nuevo.
CAPÍTULO NRO. 35
INFINIDAD DE PEQUEÑOS EXPERIMENTOS.
Esta práctica es cómo, al tenor de un ambiente controlado, el incumbente (quien está a cargo de estos pequeños experimentos) hace muchas pruebas de poca monta en su origen (input conocido), pero, con su metodización persistente y sostenida, logra develar nuevos conocimientos (output deseado) de relevancia que se verifican en su utilización productiva. En ello, hay una utilización concienzuda que fomenta el cambio (y, a veces, el caos —rentable o no) para ver los respectivos comportamientos (por ejemplo, para mirar qué funciona bajo "x" condiciones y lo que no funciona bajo "y" circunstancias, dentro del contexto "z").
CAPÍTULO NRO. 36
ACERCA DEL BUEN JUICIO HETERODOXO Y FUTURISTICO
El riesgo está “plagado” de cambio y dicho cambio, desde la segunda mitad del siglo
Sobre-Darwinismo
Entonces, el sobre-Darwinismo siempre ha operado en el marco de referencia propio a los negocios (acepción amplia) y en función a otras organizaciones. Muchos físicos (aplicados) opinan que el aludido fenómeno se manifiesta a partir de la segunda mitad del siglo 20. Sin falta, ahora TAMBIÉN EL PROPIO CAMBIO HA CAMBIADO Y ASÍ CONTINUARÁ PROFUNDAMENTE Y SIN PRECEDENTES. Como ilustración, en el libro GERENCIA PARA EL FUTURO (de Mayo de 1995, ISBN: 958-04-2144-7) de Peter Drucker, este autor expresa lo siguiente: “… El mundo del ejecutivo ha sido turbulento desde que yo recuerdo… ¡Y yo empecé a trabajar dos años antes de la crisis de 1929! Siempre ha sido turbulento, sin duda alguna, pero nunca tanto como en los últimos años —O EN LOS AÑOS QUE VIENEN… ”. Nótese, con especial cuidado, la expresión “… EN LOS AÑOS QUE VIENEN… ”. Mientras Dios mora en los detalles, el Cambio vive en esa fina línea entre el éxtasis del orden y la azarosidad del caos.
Cuando al analizar el “cambio” se trata, es absolutamente indispensable conocer los “elementos predeterminados” y las “incertidumbres críticas”, así como las “fuerzas conductoras” participantes, que circunnavegan y atraviesan al cambio propiamente dicho. Ésto implica percibir el flujo de un sinfín de interconexiones en los eventos implicados. “…Cuando el rector de una universidad hace una analogía como [la siguiente]: ‘los ordenadores harán por la educación lo que la máquina de vapor hizo por la industria’…”, como lo expresara Peter N. Stearns, profesor de Historia en
¿Qué Decía En
“… EL CONOCIMIENTO COMO CARBURANTE… La proporción de almacenamiento, por el hombre, de conocimientos útiles sobre si mismos y el Universo, fue en aumento desde hace 10.000 años. Esta proporción se elevó bruscamente con el invento de la escritura; pero, a pesar de ello, continuó progresando con deplorable lentitud durante siglos. El siguiente salto importante en la adquisición de los conocimientos no se produjo hasta la invención del tipo movible por Gutenberg, y otros, en el siglo XV. Antes de 1500, y según los cálculos más optimistas, Europa producía libros al ritmo de 1.000 titulados por año… Ésto significa, más o menos, que se habría necesitado todo un siglo para producir una biblioteca de 100.000 volúmenes. Cuatro siglos y medio más tarde, en 1950, la proporción habría crecido hasta el punto de que Europa producía 120.000 títulos al año. Lo que antaño requería un siglo, se realizaba ahora en sólo diez meses….En 1960, sólo un decenio más tarde, se había dado un nuevo e importante salto, en virtud del cual aquel trabajo de un siglo se completó en siete meses y medio. Y, a mediados de los años sesenta, la producción de libros a escala mundial, incluida Europa, se acercó a la prodigiosa cifra de 1.000 títulos diarios…Difícilmente podría sostenerse que todo libro trae consigo un aumento neto en el conocimiento. No obstante, se comprueba que la curva ascendente de la publicación de libros sigue, en realidad y, en términos generales, un curso paralelo a la del descubrimiento de NUEVOS CONOCIMIENTOS por el hombre. Por ejemplo, antes de Gutenberg sólo se conocía once elementos químicos (11). El número 12, el antimonio, se descubrió, aproximadamente, en la época en que aquél trabajaba en su invento. Habían pasado 200 años desde el descubrimiento del elemento número 11, el arsénico… Si esta línea de descubrimientos hubiese proseguido al mismo ritmo, ahora habríamos añadido solamente dos o tres elementos más a la tabla periódica, desde los tiempos de Gutenberg. Sin embargo, en los 450 años transcurridos desde aquella época, se descubrieron unos setenta elementos adicionales. Y desde 1900 hemos aislado de uno cada dos siglos, sino de uno cada tres años. Más aún: existen razones para creer que la proporción sigue aumentando verticalmente. Hoy, por ejemplo, el número de periódicos y publicaciones científicas, lo mismo que la producción industrial en los países adelantados, se dobla cada quince años; y, según el bioquímico Philip Siekewitz, <
Los Cambios En Superlativos:
Los cambios, consecuentemente, AHORA MISMO se están movilizando (en superlativo) en el FUTURO ACTUAL DESDE Y HACIA UN HITO DE DESARROLLO TECNOLÓGICO, SIGNADO POR “NO TENER PRECEDENTES”, a otros y otros y otros hitos de este tipo, con cada vez mayor verosimilitud respecto de, en la realidad, “no tener precedentes” (¿cuáles?), sin pausa y con frenética e inopinada prisa, hasta al máximo achicamiento entre los lapsos implicados, asimismo abreviando los tiempos (casi desvanecedoramente) en el ciclo de vida de cada uno de los puntos de inflexión de la expresión ahora mesozoica: “sin precedentes”. Ya el orbe mutó y seguirá transmutando. Consecuentemente, tanto “cambio” (personal, social, político, comercial, industrial, tecnológico, científico, geoestratégico, geológico, ambiental), con la sofisticación de las ciencias aplicadas, y, de igual modo, motivado por la masificación,
E-N
L-A
S-E-C-C-I-O-N
P-O-S-T-E-R-I-O-R
I-N-M-E-D-I-A-T-A
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